sábado, 3 de mayo de 2008

espero que se vaya muy pero que muy lejos

La intensa vida nocturna de Ronaldinho ha sido tema de debate y de muchos análisis entre la prensa deportiva catalana y de toda España. Sin embargo, nadie hasta ahora había desvelado tan detalladamente lo que hace el crack brasileño en sus noches de fiesta.

El primero en hacerlo ha sido Daniel García Marco, periodista que escribe para la Agencia DPA y que narra con todo lujo de detalles lo que hizo Ronaldinho la noche del pasado lunes, un día antes de que sus todavía compañeros del Barça se jugaran el pase a la final de la Champions contra el Manchester United.

Según el reportero, la noche empezó hacia las 22:30, cuando Ronaldinho cenó con seis amigos en el "Casanova Beach Club", restaurante y pub de reciente inauguración en el Paseo Marítimo de Castelldefels (Barcelona).

En el interior del local, -la terraza con vistas al mar estaba cerrada ese día-, Ronaldinho disfrutó de un rodizio brasileño con chuletas de cerdo, vacío y picanha. De postre, un suculento buffet de tartas.

Esta vez, y siempre según la agencia DPA, el jugador azulgrana eligió el nuevo restaurante de Mimo, también dueño del cercano restaurante italiano "Casanova", al que también acude con asiduidad el Gaúcho. De hecho, el brasileño tiene hasta su propio rincón en dicho local ("El rincón del Crack", una esquina del local en la que se sientan siempre Ronaldinho y compañía para degustar spaghetti carbonara y entrecotte).

La noche empieza con unas claras, -cerveza con limón-, para beber, aunque a veces el jugador acompaña la comida con vino. Muchas noches invita la casa, invita Mimo. Otras, paga el jugador, que a veces deja 12 euros de propina y otras veces no deja ni un mísero euro.

Sin embargo, los empleados del local aseguran a DPA que Ronaldinho se muestra muy amable con todo el mundo. "Es siempre muy atento. Lo es con los clientes que se acercan, sobre todo con los niños", aseguran. Ronaldinho firma cuantas camisetas azulgrana haga falta y la noche del lunes lo demostró autografiándole una camiseta azul turquesa a una niña.

Hacia la 1:15, una vez terminado el ágape, el brasileño y compañía abandonan el "Casanova Beach Club" en dos Range Rover y llegan al "Sandunguita", un local de ambientación caribeña situado en Port Ginesta, cerca de Castelldefels.

Allí, Ronaldinho reparte besos y abrazos. Todos lo conocen, y los que no, buscan conocerlo. Pide cerveza, y todos los presentes, muchos brasileños, posan su mirada en su figura alta, musculosa, con cinta oscura en el pelo, camisa y camiseta interior de tirantes blanca, jeans y zapatillas blancas.

A las 2:00, el "reggaeton" y la "Umbrella" dejan paso a la samba y el funk en directo. Según el periodista, Ronaldinho canta, toca los timbales y baila, baila sin parar. Invita a cervezas y hasta media en una pelea. Baila sin rastro de la lesión de aductor que le impide dormir a esa hora junto a sus compañeros en Manchester. Sobre la pista tiene buen movimiento de cadera y de cintura, algo que bien recuerdan muchos defensas.

La noche continúa y a las 4:00 se acaba la música brasileña y empieza otra vez el "reggaeton". En este momento es cuando el reportero explica que Ronaldinho se quita la camisa y, rodeado de bellas mujeres, demuestra todo su arte como bailarín. Nadie diría que se está recuperando de una lesión.

El local "cierra a las cinco", según aseguran los dueños, pero pasada esa hora la "Sandunguita" sigue abierta, y Ronaldinho, bien acompañado, muestra la sonrisa que hace tiempo no enseña en el Camp Nou ni en ningún otro campo de España.